La obra que presento en la exposición REALIDADES PARALELAS bajo el larguísimo título de "Superficie rectangular de hormigón dividida en espacios correlativos de menor tamaño mediante muros paralelos entre sí (Pieza encontrada)" es la fotografía de una serie de chalets adosados en construcción parada desde hace largo tiempo. No importa donde se encuentra el lugar exacto donde se ha tomado la fotografía, es uno de los muchísimos casos de construcciones paradas que podemos encontrar por toda España. El largo título actúa como una aparente descripción objetiva, analiza la imagen como si de una suerte de escultura minimalista se tratase, un típico ejemplo de landart español. Al final del título se apunta cuidadosamente que lo fotografiado es una "pieza encontrada", es decir, no me adjudico la autoría de la obra sino que la destaco como una pieza encontrada en un paseo azaroso por una ciudad, una pieza anónima fruto del azar, del azar de los pasos que me llevaron hasta ella y del azar de la suma de factores que la provoco: el arquitecto, el diseño urbanístico, las normativas, los obreros, los planes del gobierno comarcal, autonómico, estatal, europeo, la crisis, los bancos, los hipotecados, las mafias, los deshauciados… Es decir: que es una magnífica pieza de gran belleza formal minimalista y de gran interés en cuanto a su autoría ¡Una pieza que no podemos decir que es anónima, sino donde todos nos podemos reivindicar como autores en una medida u otra!
¿Que papel cumple aquí el "artista"? ¿Que papel cumplo yo que he sido invitado a esta exposición de artistas? Soy invitado como artista y planteo una pieza que destaco por no ser obra mía sino absolutamente plural. Bien es cierto que mi papel es más importante dentro de este proceso de "artificación", yo he realizado la fotografía (y aquí hay una buena cantidad de decisiones formales y estéticas), yo le he puesto el título (que es lo que le da el cariz de pieza encontrada) y sobre todo yo, junto a la comisaria Milagros Parodi, somos los culpables últimos de que esta pieza halla sido llevada a un lugar artístico permutandose en obra artística.
Y utilizo aquí la palabra culpable, porque debemos mostramos críticos ante cualquier acción cultural humana. Debemos mirar cuidadosamente las consecuencias de este arte, de estos objetos artísticos. ¿Que pretendemos con ellos? Podría hacer una mención aquí del mercado artístico, maquinaria de inversiones que oculta mafias camuflándose bajo el nombre de arte a la vez que lo destruye. Pero para bien o para mal, eso sería adelantarnos y extendernos en exceso, por nuestra condición de artistas jóvenes muy pocos podemos decir que tenemos medio pie puesto en el mercado. Entonces, ¿que intención hay a la hora de firmar una obra y exponerla? Espero que una gran pureza, una inocente intención de mostrarla para comunicar, por transmitir. Mucho me temo que una absoluta y casta intención como esta es muy difícil de encontrar, creo que toda firma nos lleva o bien a una intención por entrar en el mercado que antes hemos nombrado, o bien a un regodearse en el ego de la pieza firmada y admirada. Nada que juzgar a esto, todos somos humanos y necesitamos sentir cierto calor y sentirnos valorados. Pero lanzo otra pregunta entorno a la necesidad de la autoria: ¿Que aporta la firma a la obra y, sobre todo, al arte?
Evidentemente por más que insisto en reivindicar la absoluta autoria o nula autoria (poco importa el nombre cuando no hay objeto al que referirlo) sigo cayendo en una autoria propia. El mismo gesto de negar que la pieza tenga autor lanza mi nombre directo hasta su firma, y mucho me temo que esto no aporta nada a la pieza, sino todo lo contrario. De forma que me pregunto ¿No será mejor eliminar la labor del artista e incluso de la exposición poblada de artistas? ¿No estaremos ayudando al arte al eliminar la firma, la autoría e incluso la obra? Imaginemos por un instante que vamos paseando y nos encontramos (¡y bien difícil es no encontrarnos!) con uno de estas consecuencias de la crisis inmobiliaria ¿No habríamos dado un gran avance si consiguiéramos ver su "artisticidad" en el momento y el lugar independientemente de la figura del artista, del comisario, del critico, del espacio artístico, del arte? Pero para ello necesitaríamos de una gran capacidad critica del mundo que nos rodea, actitud que esperamos (o deberíamos esperar) del artista. Así que puede que el artista tenga otra función: la de analizar con visión critica el mundo y mostrarnos su realidad en forma de pieza artística que sí sabemos como tratar y que normalmente no exige un gran esfuerzo por nuestra parte.
Jose Iglesias Gª-Arenal
06/12/2012 Perugia